Depresión
El elemento fundamental de la depresión es la tristeza, pero una tristeza de una intensidad y cualidad distinta a la que podamos presentar en nuestro día a día ante hechos desagradables. Esta tristeza diferente o ánimo depresivo inunda toda nuestra vida psíquica y lo tiñe todo de pesimismo, desesperanza, autodesprecio. Se añaden además síntomas muy variados como el cansancio, el aislamiento, problemas de concentración y de memoria, la incapacidad para el disfrute o la afectación del sueño y del apetito.
Factores psicológicos: rasgos de personalidad y alteraciones cognitivas que predisponen a la depresión, vivencias desagradables, sobre todo las relacionadas con los primeros años de la vida o con elevado valor simbólico para la persona.
Factores biológicos: entre ellos factores genéticos (como tener familiares que han presentado depresión), cambios hormonales (como la menopausia o el embarazo/parto), consumo de sustancias (especialmente el alcohol, pero también otras sustancias) u otras enfermedades (como problemas cardiovasculares, enfermedades neurodegenerativas o fibromialgia). Todos estos factores pueden provocar una alteración en la normal neurotransmisión de nuestro sistema nervioso central que facilite la aparición de un cuadro depresivo.
Factores sociales: como problemas en la familia, en las relaciones personales o en el trabajo, dificultades económicas, aislamiento social o las grandes catástrofes.
- Estoy muy triste.
- No tengo ganas de hacer nada.
- Soy muy pesimista respecto a mi futuro.
- Me cuesta mucho tomar decisiones.
- Me aíslo de los demás.
- Me siento muy culpable.
- No disfruto como antes.
- Estoy siempre cansado/a.
- No rindo en el trabajo, en los estudios, ni en nada.
- A veces desearía no estar vivo/a, incluso he pensado en el suicidio.
- Yo antes no era así, pero de un tiempo a esta parte no soy la misma persona.
- Me valoro poco o nada.
- No veo salida a mi situación.
- No duermo bien, no como bien, no tengo ganas de tener relaciones sexuales…
Experimentar tristeza o incluso un ánimo bajo son experiencias universales que todos hemos sentido y combatido en algún momento de nuestras vidas.
Sin embargo, en ocasiones, esta tristeza se consolida como una depresión y por lo tanto es recomendable recibir tratamiento, ya que recibir un tratamiento adecuado a tiempo puede resolver el problema y evitar que se cronifique.
Afortunadamente hoy en día disponemos de numerosos tratamientos para abordarla, tanto psicoterapéuticos como farmacológicos, pudiendo conseguirse tratamientos que son eficaces y con pocos o ningún efecto secundario. De hecho, hoy en día el principal problema de la depresión no es el no disponer de tratamientos sino el no hacer uso de ellos.
