Fobias
Las fobias son un tipo de trastorno de ansiedad caracterizadas por reacciones de miedo intenso y evitación ante situaciones reales o anticipadas que objetivamente no justifican tales respuestas. La característica central de los trastornos fóbicos es que el miedo y la evitación están asociados a estímulos concretos (personas, objetos, actividades, sensaciones, lugares, etc.). Pueden existir personas con fobias que no lleven a cabo la evitación del estímulo pero que lo afrontan con excesivo temor. Además, dicho estímulo no suele ser una circunstancia amenazante. La persona suele ser totalmente consciente de que sus miedos son excesivos e irracionales. En los niños dicha conciencia puede estar ausente.
La ansiedad fóbica no se diferencia, ni vivencial, ni comportamental, ni fisiológicamente, de otros tipos de ansiedad y su gravedad puede variar desde una ligera intranquilidad hasta la sensación de pánico. La preocupación de la persona que lo padece suele centrarse en diversos síntomas, tales como palpitaciones, temblor o sensación de desvanecimiento y frecuentemente va acompañada de miedos secundarios a la muerte, a la locura o a la pérdida de control.
El objeto temido o evitado puede ser muy diverso, desde el miedo a los lugares públicos, al temor a acudir al médico pasando por la angustia a animales. Existen diversas clasificaciones para la amplia variedad de fobias que existen. Los tres tipos principales de fobia son: la agorafobia, la fobia específica y la fobia social.
- Agorafobia: La agorafobia incluye temores tales como a los lugares abiertos, a las multitudes, a viajar en avión o en autobús, a los lugares cerrados con gente o a la dificultad para poder escapar inmediatamente a un lugar seguro. Aunque la gravedad de la ansiedad y la intensidad de la conducta de evitación son variables, éste es el más incapacitante de los trastornos fóbicos. Dicho trastorno suele comenzar al inicio de la edad adulta y frecuentemente se acompaña de un trastorno de pánico.
- Fobia específica: Son fobias restringidas a situaciones muy concretas tales como la proximidad de animales determinados, las tormentas, viajar en avión, la visión de sangre o jeringuillas, la oscuridad o los petardos y cohetes. Las fobias específicas suelen iniciarse en la infancia o al comienzo de la vida adulta y, si no son tratadas pueden persistir décadas. La funcionalidad de la persona que lo padece depende de la facilidad con la que pueda evitar el estímulo temido.
- Fobia social: Las fobias sociales suelen comenzar en la adolescencia y giran en torno al miedo a ser enjuiciado por otras personas, provocando que se eviten situaciones sociales determinadas. La persona teme sufrir una situación embarazosa, ser humillado o que lo perciban nervioso. Algunas de las fobias sociales pueden ser restringidas (por ejemplo hablar en público o hablar con personas del sexo contrario), otras son más difusas o generalizadas y abarcan un gran número de situaciones sociales. Estas fobias suelen ir acompañadas de baja autoestima y miedo a las críticas. La conducta de evitación suele ser intensa y en los casos más graves puede llevar a un importante aislamiento social.
Las fobias son bastante frecuentes en la población general. En numerosos casos aparecen con una gravedad media o baja, y la persona no ve comprometida su vida diaria debido a este temor.
Cuando la persona si ve afectada su vida diaria o la presencia del estímulo fóbico dificulta algún tipo de actividad relevante o genera un alto nivel de malestar se aconseja iniciar un tratamiento multidisciplinar configurado por: un abordaje psicoterapéutico y un tratamiento psicofarmacológico para así poder dejar de evitar el estímulo temido y afrontarlo con menor nivel de la ansiedad.
