Trastorno psicótico
El trastorno psicótico provoca una situación clínica en la que el individuo presenta alteraciones en la percepción, en el pensamiento y lenguaje, en el afecto o el comportamiento, produciendo los síntomas psicóticos. Estas experiencias a menudo son transitorias, sin embargo, también aparecen en un grupo diverso de entidades clínicas como son la esquizofrenia, los trastornos de ideas delirantes persistentes, los episodios psicóticos agudos y transitorios o los episodios inducidos por sustancias.
Se estima que hasta el 3% de la población puede experimentar síntomas derivados de un trastorno psicótico a lo largo de su vida, lo que nos transmite que no es tan infrecuente como a priori podría pensarse. Afecta por igual a hombres y a mujeres y puede aparecer en cualquier edad, aunque es más frecuente entre los 20 y 30 años.
Actualmente se sigue investigando porqué ocurren estos trastornos, existiendo diferentes hipótesis, siendo una de las más aceptadas el modelo de vulnerabilidad – estrés.
Esta teoría tiene en cuenta las bases neurobiológicas y genéticas por un lado y por otro las circunstancias vitales estresantes, como puedan ser las experiencias traumáticas previas o el consumo de sustancias como origen del trastorno psicótico.
- Síntomas positivos:
- Alteraciones del pensamiento (desorganizado).
- Agitación psicomotriz.
- Síntomas negativos:
- Apatía.
- Abandono de autocuidados.
- Falta de energía y motivación.
- Pérdida de interés y en la capacidad de disfrutar.
- Aplanamiento afectivo.
- Empobrecimiento cognitivo.
- Síntomas cognitivos:
- Dificultades atención.
- Dificultades concentración.
- Fallos en la memoria.
- Empeoramiento en el funcionamiento ejecutivo (planificar tareas, resolución de problemas…).
En el tratamiento del trastorno psicótico se combinan diversos abordajes terapéuticos, realizados por diferentes profesionales especializados en salud mental. Es muy importante hacer un diagnóstico preciso y posteriormente un abordaje psicoterapéutico, donde el paciente y la familia puedan hablar de lo ocurrido, así como un tratamiento psicofarmacológico que ayude a estabilizar el cuadro clínico.
Existen intervenciones farmacológicas y psicoterapéuticas que tienen evidencia en el tratamiento de estos pacientes. La intervención precoz, evitando un retraso en la detección y tratamiento de los síntomas, así como generar un clima familiar que facilite una mejor recuperación.
